Alimentos

Granola, comida saludable

Los batidos de proteínas

Los batidos de proteínas son bebidas que contienen una alta cantidad de proteína, que puede provenir de diversas fuentes, como la leche, el suero de leche, la caseína, la soja, el arroz, el guisante, entre otros. Estos batidos son populares entre las personas que buscan aumentar su ingesta de proteínas para ayudar a la construcción y recuperación muscular después del ejercicio físico, y para complementar su dieta si no están obteniendo suficiente proteína de sus alimentos regulares. Además de la proteína, los batidos de proteínas pueden contener otros nutrientes, como vitaminas y minerales, carbohidratos, grasas y fibra. Algunos también pueden incluir ingredientes adicionales, como frutas, verduras, semillas y nueces, para agregar más nutrientes y sabor. Además, es importante tener en cuenta que no todas las proteínas son iguales. Algunas proteínas en polvo pueden contener aditivos, edulcorantes artificiales, y otros ingredientes que no son saludables en grandes cantidades. Por lo tanto, es importante leer la etiqueta de los ingredientes y elegir una proteína en polvo de alta calidad que sea adecuada para tus necesidades nutricionales y objetivos de salud. Se pueden hacer batidos de proteínas caseros? ¡Sí, se pueden hacer batidos de proteínas caseros! De hecho, hacer tus propios batidos de proteínas en casa te permite controlar los ingredientes y personalizarlos según tus necesidades y preferencias nutricionales. Aquí te dejamos una receta básica para un batido de proteínas casero: Ingredientes: 1 taza de leche (puede ser leche de vaca, leche de almendras, leche de soja, etc.) 1/2 taza de yogur griego 1 plátano maduro 1 cucharada de mantequilla de maní (opcional) 1 cucharada de proteína en polvo (puede ser proteína de suero de leche, proteína vegetal, etc.) Cubos de hielo (opcional) Instrucciones: Colocar todos los ingredientes en una licuadora y mezclar hasta que quede suave y cremoso. Si deseas una textura más espesa, puedes agregar más yogur o plátano. Si deseas una textura más suave, puedes agregar más leche o cubos de hielo. Prueba el batido y ajusta los ingredientes según tus preferencias. ¡Y listo! Puedes experimentar con diferentes ingredientes y sabores para crear tus propias recetas de batidos de proteínas caseros. Es importante recordar que los batidos de proteínas caseros no deben reemplazar comidas completas y nutritivas, y es mejor consumirlos junto con una dieta equilibrada que incluya una variedad de alimentos ricos en nutrientes.

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batido de proteínas

Qué es la granola y para qué sirve

La granola es un alimento compuesto por una mezcla de cereales integrales, frutos secos, semillas, y a menudo se endulza con miel u otro edulcorante natural. Por lo general, se come como un desayuno o un bocadillo saludable, y puede ser mezclado con leche, yogur, frutas o consumido solo. La granola es rica en fibra, proteínas, grasas saludables, vitaminas y minerales, lo que la convierte en una opción de desayuno nutritiva y saciante. A menudo se considera un alimento saludable para personas que buscan perder peso o mantener una dieta saludable. Sin embargo, también es importante tener en cuenta que la granola puede ser alta en calorías y grasas si se consume en grandes cantidades, así que es importante controlar las porciones. Los ingredientes principales de la granola pueden variar dependiendo de la marca o de la receta específica, pero por lo general incluyen: Cereales integrales como avena, trigo, cebada, centeno o quinoa. Frutos secos como almendras, nueces, avellanas, nueces de Brasil, pistachos o anacardos. Semillas como semillas de girasol, semillas de calabaza, semillas de lino o semillas de chía. Endulzantes naturales como miel, jarabe de arce o melaza. Aceites saludables como aceite de coco, aceite de oliva o aceite de semilla de uva. Especias como canela, jengibre o nuez moscada. Algunas variedades de granola también pueden incluir frutas secas como pasas, arándanos o coco rallado. Es importante leer la etiqueta de los ingredientes de la granola para asegurarse de que no contenga aditivos, conservantes o edulcorantes artificiales. Se puede hacer granola en casa? ¡Sí, se puede hacer granola casera! En realidad, hacer tu propia granola en casa es una excelente manera de controlar los ingredientes y asegurarse de que estás comiendo una versión saludable y personalizada de este alimento. Aquí te dejamos una receta básica de granola casera: Ingredientes: 3 tazas de avena en hojuelas 1 taza de frutos secos picados (almendras, nueces, avellanas, etc.) 1/2 taza de semillas (semillas de girasol, semillas de calabaza, semillas de chía, etc.) 1/2 taza de miel 1/4 taza de aceite de coco 1 cucharadita de canela 1/4 cucharadita de sal Instrucciones: Precalentar el horno a 160°C y preparar una bandeja para hornear con papel de horno. En un tazón grande, mezclar la avena, los frutos secos, las semillas, la canela y la sal. En una olla pequeña, calentar el aceite de coco y la miel a fuego medio hasta que se derritan y estén bien mezclados. Verter la mezcla de aceite de coco y miel sobre los ingredientes secos y mezclar bien. Extender la mezcla en la bandeja para hornear y presionarla ligeramente para que quede compacta. Hornear durante 25-30 minutos, revolviendo la granola cada 10 minutos para asegurarse de que se dore uniformemente. Dejar enfriar completamente antes de guardar la granola en un recipiente hermético. ¡Y listo! Puedes experimentar con diferentes ingredientes y cantidades para crear tu propia receta de granola casera. Disfrútala con leche, yogur, frutas o como un bocadillo saludable.

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Desayuno dieta paleo

La dieta paleo o paleolítica

La dieta paleo se basa en la idea de que los humanos modernos deberíamos comer alimentos similares a los que comían nuestros antepasados ​​de la era paleolítica, hace aproximadamente 10,000 años. Los defensores de la dieta paleo argumentan que nuestros cuerpos no han evolucionado lo suficiente para adaptarse a los alimentos procesados y refinados que han surgido en los últimos siglos. Si bien algunos estudios han encontrado beneficios potenciales para la salud al seguir una dieta paleo, la evidencia científica es limitada y no concluyente. Algunos estudios han demostrado que la dieta paleo puede ayudar a mejorar el control del azúcar en la sangre, reducir la inflamación y mejorar los factores de riesgo de enfermedades del corazón. Sin embargo, otros estudios no han encontrado diferencias significativas en la pérdida de peso o en los niveles de colesterol en comparación con otras dietas saludables. Además, hay preocupaciones acerca de que la dieta paleo puede ser demasiado restrictiva y limitar el consumo de nutrientes importantes, como los carbohidratos complejos, las legumbres y los lácteos, que son importantes para una dieta equilibrada y saludable. Aunque la dieta paleo tiene una base teórica sólida, la evidencia científica es limitada y mixta en cuanto a su efectividad y seguridad a largo plazo. Para seguir una dieta paleo, es importante hablar con un profesional de la salud o un nutricionista para asegurarte de que estás obteniendo los nutrientes que necesitas y que es la dieta adecuada para ti. La dieta paleo se centra en alimentos frescos, enteros y no procesados, como carnes magras, pescado, mariscos, frutas, verduras, frutos secos y semillas. También se anima a evitar alimentos procesados, granos, legumbres, lácteos, azúcares refinados y aceites vegetales procesados. Los alimentos de la dieta paleo se caracterizan por ser frescos, enteros y no procesados. Al consumir alimentos frescos y enteros, se obtienen una gran cantidad de nutrientes esenciales que son importantes para el funcionamiento del cuerpo. Por ejemplo, las proteínas magras que se encuentran en la carne, el pescado y las aves de corral, proporcionan los aminoácidos necesarios para reparar y construir músculos y tejidos en el cuerpo. Además, los alimentos ricos en grasas saludables, como el aceite de coco y el aceite de oliva, pueden ayudar a mejorar el colesterol y reducir la inflamación. Al evitar los alimentos procesados y refinados, como los carbohidratos simples y el azúcar, se puede reducir el riesgo de enfermedades crónicas, como la obesidad, la diabetes tipo 2 y enfermedades del corazón. También se puede mejorar el control del azúcar en la sangre, lo que puede ayudar a prevenir la diabetes tipo 2. Sin embargo, la dieta paleo también puede ser limitante en algunos nutrientes importantes, como los carbohidratos complejos, las legumbres y los lácteos, que son fuentes importantes de fibra, vitaminas y minerales esenciales. Por esta razón, es importante asegurarse de que la dieta paleo esté equilibrada y de que se estén obteniendo todos los nutrientes necesarios a través de la selección cuidadosa de alimentos y, si es necesario, de suplementos. Los defensores de la dieta paleo creen que esto puede ayudar a prevenir enfermedades crónicas como la obesidad, la diabetes tipo 2 y enfermedades del corazón. Sin embargo, algunos expertos en nutrición tienen preocupaciones acerca de esta dieta debido a que puede ser demasiado restrictiva, limitando el consumo de alimentos saludables como legumbres y granos enteros. En general, si se siguen una variedad de alimentos frescos, enteros y no procesados en la dieta paleo, es posible obtener todos los nutrientes necesarios sin necesidad de tomar suplementos. Sin embargo, en algunos casos, los suplementos pueden ser útiles para asegurar una nutrición adecuada. Si estás interesado en seguir la dieta paleo, es importante hablar con un profesional de la salud o nutricionista para asegurarte de obtener los nutrientes que necesitas para mantener una buena salud. También puede ser útil buscar recetas y planificaciones de comidas para ayudarte a planificar tus comidas y asegurarte de que estás comiendo una variedad de alimentos nutritivos. Categoría de Alimentos Alimentos Adecuados para la Dieta Paleo Proteínas Carne de ternera, cerdo, pollo, pavo, cordero, venado, avestruz, bisonte, pescado, mariscos, huevos Frutas Manzanas, plátanos, naranjas, fresas, frambuesas, arándanos, melocotones, mango, papaya, piña, peras, pomelo, kiwi, ciruelas, albaricoques, uvas, melón, sandía, higos Vegetales Espinacas, brócoli, coliflor, zanahorias, batatas, calabaza, calabacín, berenjena, tomates, cebollas, ajo, pimientos, champiñones, lechuga, espinacas, rúcula, kale, acelgas Frutos Secos y Semillas Almendras, nueces, pistachos, anacardos, nueces pecanas, nueces de macadamia, semillas de calabaza, semillas de girasol, semillas de chía, semillas de lino, semillas de sésamo Aceites y Grasas Aceite de coco, aceite de oliva, aceite de aguacate, manteca de cerdo, manteca de coco, manteca de cacao, mantequilla clarificada, aceite de pescado Bebidas Agua, té verde, té negro, té de hierbas, café (sin azúcar), agua de coco, leche de almendras, leche de coco, leche de nueces Es importante destacar que no todos los alimentos mencionados en la tabla pueden ser adecuados para todas las personas que siguen la dieta paleo, ya que cada individuo tiene diferentes necesidades y preferencias alimentarias. Además, es importante tener en cuenta que la calidad de los alimentos también es importante en la dieta paleo, por lo que se deben seleccionar alimentos frescos, enteros y no procesados siempre que sea posible.

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Ponernos a dieta para perder peso

El sobrepeso es uno de problemas más importantes en cuanto a salud que tiene la sociedad de nuestros días. De hecho también es denominado como la epidemia del siglo XXI. Nutricionalmente hablando es el principal problema en el día de hoy. El incremento de la obesidad en todas las clases sociales y en todas las edades ha llegado a ser preocupante: las administraciones y los gobiernos comienzan a advertir que supone un gran gasto público y advierten de la gravedad del problema. Durante muchos siglos la acumulación de grasa era típica de las clases sociales altas, que se podían permitir el exceso de alimentos y que tenían una escasa o nula actividad física. Desde la prehistoria se conservan estatuas de figuras obesas y durante gran parte de la historia se ha visto como un elemento de salud y bienestar. La diferencia con nuestros días es que ahora el grado de obesidad más común ha aumentado considerablemente, así como el riesgo de enfermedades coronarias relacionadas con la acumulación de grasa. Beneficios de hacer dieta Unos de los objetivos más propuestos por la gente en general es adelgazar. Bien por salud o por estar más a gusto con nosotros mismos es una meta que muchos nos marcamos, sobre todo cuando se acerca el verano. Hay que considerar que ponernos a dieta tiene una serie de beneficios que es conveniente conocer y valorar: Beneficios físicos: Seguramente queremos vernos mejor físicamente y modelar nuestra figura eliminando la grasa. La dieta es un buen camino para conseguir nuestro objetivo. Tenemos que tener claro que después de hacer la dieta vamos a estar estupendos porque, si la hacemos bien, lograremos lo que queremos. Además los progresos conseguidos nos van a ir animando poco a poco mientras dure. Cuando queremos adelgazar normalmente tomamos como referencia un peso objetivo o simplemente nos conformamos con comprobar que el cinturón del pantalón cada vez tiene que ajustarse más o que tal o cual camisa nos queda menos ajustada. Tener un objetivo estético es una de las metas que nos marcamos cuando decidimos perder peso, muchas veces motivado por lograr una figura acorde con los cánones establecidos en nuestra sociedad. Beneficios de salud: Los motivos estéticos pueden quedar en segundo plano porque afloran los problemas de salud.  Llevar una alimentación desordenada facilita la posibilidad de padecer enfermedades cardiovasculares, hipertensión, la diabetes, colesterol, cáncer colon o de mama, artrosis… dejando claro mediante varios estudios que la obesidad es un factor de riesgo importante que aumenta la mortalidad. En bastantes ocasiones una simple análitica o una exploración física con una medida de tensión arterial nos puede mostrar el antes y el después de hacer dieta. Con la obesiadad el riesgo de padecer una enfermedad cardíaca aumenta considerablemente y como ya hemos comentado, se considera la epidemia del siglo XXI. Estos problemas a día de hoy son abordados por los distintos gobiernos debido al gran aumento del gasto sanitario producido por esta enfermedad y sus consecuencias. Beneficios psicológicos: Es un ejercicio de autocontrol que va a demostrarnos a nosotros mismos que somos capaces de conseguir nuestros objetivos, aumentando la autoestima y la capacidad de conseguir lo que nos proponemos. Psicológicamente es beneficioso bajar de peso y comprobar que se nos cae la ropa o que nos está más holgada: nos motiva a continuar con nuestro propósito y a la vez nos permite vernos estéticamente más atractivos, lo que también influye en nuestra autoestima. Cuando estamos realizando ejercicio físico también nos resulta motivante comprobar que a medida que baja nuestro peso nuestras marcas mejoran o que aumenta la facilidad con la que realizamos algunas tareas. Hacer dieta siempre será beneficioso, tanto por salud como por estética, siempre que se haga correctamente y bajo unas condiciones controladas y razonables. Ponernos en manos de un profesional o al menos estar bajo su supervisión será fundamental para no cometer errores que nos puedan pasar factura más adelante. ¿En que momento nos tenemos que poner a dieta? Llegando el verano, o en cualquier otra época del año nos surge la idea o la necesidad de adelgazar. Dieta, ejercicio… nos proponemos unos objetivos que la mayoría de las veces son difíciles de conseguir. Este esfuerzo está condicionado por otros factores como el trabajo, el día a día, la familia y otros factores externos que son una fuente de estres y pueden provocar que fracasemos en nuestras intenciones. La principal cualidad que hay que alimentar en estos casos es la fuerza de voluntad, que puede verse afectada en función del momento que elijamos para ponernos a dieta. Si comenzamos la dieta el lunes, ¿llegaremos al viernes? seguramente no, porque el estrés de toda la semana provocará que caigamos en la tentación de comer tal o cual cosa que no debemos y al traste con la dieta. Si empezamos la dieta en fin de semana y la mantenemos, denota nuestras ganas de cumplir el objetivo marcado. Es buen momento porque nos va a permitir realizar cambios en nuestros hábitos alimentarios diarios. La hora del día es muy importante porque tras la comida de mediodía hay un momento de tentación muy peligroso. También por la noche con toda la tensión del día acumulada es un momento de tener una férrea fuerza de voluntad y no caer en los placeres culinarios. En cuanto a la época del año en la que ponernos a dieta, cada una tiene sus pros y sus contras: en invierno el frío y las fiestas pueden provocar que decaiga nuestro propósito. Los días de fiesta son la excusa ideal para echar a perder nuestros esfuerzos. En otoño venimos del verano y las vacaciones y hay que recuperar el control. En primavera sale el sol después del invierno y todo tiene más alegría, el calor nos permite comidas más frugales y frescas y podemos cambiar algunos platos pesados por otros más ligeros y apetecibles. El verano con la llegada del calor y los bikinis y bañadores hacen que nos preocupemos más por la alimentación y tengamos un plus de motivación para conseguir nuestro objetivo. La motivación

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Tipos de dieta para perder peso

Cuando queremos perder peso, bien sea por salud, por estética o porque nos apetece sentirnos mejor con nosotros mismos, tenemos una gran variedad de dietas que seguir. La elección de una dieta u otra depende de varios factores. Esta elección es muy importante porque de ella depende en gran parte el éxito o no de los objetivos que nos marquemos. Siempre debemos tener cuidado con las «dietas milagro» que garantizan y aseguran el éxito en poco tiempo y de resultados permanentes. Esto es muy complicado e incluso peligroso para nuestra salud. Lo ideal sería que un profesional en la materia nos hiciese un seguimiento continuo y nos orientara en nuestras dudas y además que este profesional sea un facultativo, ya que la agresividad de algunos tipos de dieta nos puede causar daños bastante severos en nuestro organismo sin una correcta supervisión. Continuamente están surgiendo tipos de dieta que prometen bajar de peso rápidamente y muchas de ellas sin esfuerzo. Yo personalmente desconfiaría de estas dietas ya que implican una gran carencia o unos grandes aportes de determinadas sustancias, y pueden terminar dañándonos ciertos órganos como el hígado, los riñones, el páncreas, etc. con los riesgos en la salud que esto conlleva. Existen ciertas dietas más «agresivas» que bien supuervisadas por un médico y con el seguimiento oportuno permiten conseguir grandes resultados. Eso si, es necesario que pase un tiempo prudencial. Lo que menos impacto origina a nuestro organismo es una dieta saludable, con una ingesta moderada de alimentos variados, sumándole incrementar la actividad física y con una duración prolongada para perder peso poco a poco y que permita al organismo adaptarse a esas nuevas condiciones y que esos cambios producidos sean más permanentes. Tipos de dieta más conocidas Dieta mediterránea: La dieta por excelencia es reconocida de las más saludables que podemos mantener. Esta dieta se basa en la ingesta de vitaminas y proteínas contenidos en la fruta, la carne, el pescado, las legumbres y la verdura. Durante mucho tiempo viene siendo la dieta perfecta, recomendada por médicos de todo el mundo ya que es una dieta completa, variada y saludable. Tiene una eficacia sobradamente demostrada y sería la dieta ideal a seguir. No elegimos este tipo de dieta muchas veces por tiempo (queremos perder peso más rápido de lo que esta dieta consigue) pero da muy buenos resultados cuando se aplica a largo plazo. Cuando seguimos esta dieta realmente podemos considerar que llevamos una «dieta equilibrada». Dieta Vegana: Esta dieta se sustenta con alimentos siempre de origen vegetal y dejando fuera siempre los de origen animal. En este caso no se toman lácteos, huevos ni miel, por ejemplo. Predomina la fruta, las legumbres, la verdura, los cereales y todos los alimentos de origen vegetal. Seguir esta dieta implica tener cuidado en ingerir ciertos nutrientes, ya que ciertas vitaminas y minerales no abundan demasiado en los alimentos ingeridos en este tipo de dieta por encontrarse en mayor medida en productos de origen animal, como el hierro, el calcio, la vitamina D o B12, el zinc y los ácidos grasos omega-3 que si bien se encuentran en productos veganos debemos fijarnos en su ingesta para evitar tener problemas nutricionales. Es conveniente estar alerta a ciertas señales que nos da el cuerpo indicando que puede haber un problema nutricional, como cambios en el peso, cabello o en la piel. Con esto tenemos que considerar que una dieta vegana no siempre ni necesariamente es una dieta sana, porque la falta de ingesta de ciertos nutrientes esenciales pueden dar lugar a problemas como los mencionados anteriormente. En algunos casos sería incluso conveniente la ingesta de algunos complementos nutricionales que suplan esta carencia. Dieta hipocalórica: La más común que consiste en bajar peso mediante la reducción de calorías en la ingesta diaria. Es una cuestión de matemáticas: hay que gastar al día más calorías de las que se ingieren. De esa manera el cuerpo obtiene la energía de las grasas acumuladas. Hay que tener en cuenta el metabolismo basal de la persona en cuestión, no es lo mismo gastar 1000 calorías diarias que 1800. Consiste básicamente en moderar la cantidad de alimentos ingeridos. Puede pasar que una persona lleve una alimentación equilibrada, realizando suficiente actividad física y quiera bajar de peso. En lugar de realizar algún tipo de dieta alternativa una posibilidad es disminuir la cantidad de calorías ingeridas durante el día manteniendo la calidad de los alimentos y la actividad física realizada. El metabolismo basal es la cantidad mínima de energía necesaria para vivir. Este valor es diferente en cada persona. Ciertos organismos que siguen una dieta hipocalórica durante mucho tiempo pueden tender a disminuir el metabolismo basal y producir que una mínima ingesta de calorías diaria sea suficiente para llegar a este valor, por lo que cualquier ingesta por encima de este valor, aún siendo una cantidad diaria muy reducida, impida la bajada de peso de este tipo de dieta. En estos casos para bajar de peso lo necesario sería subir e valor del metabolismo basal mediante actividad física u otro tipo de dietas en función de cada individuo. Dieta hipercalórica: se utilizan para ganar peso, algo que no es muy común pero que se da en ciertos casos. Esta dieta consiste en aumentar la ingesta de hidratos de carbono y de grasas pero a la vez rica en nutrientes. Es muy importante el control de un profesional para hacer las cosas de la manera correcta. Es muy conveniente combinar esta dieta con actividad física no aeróbica para mejorar los resultados. La actividad dísica aeróbica fomenta el reclutamiento de fibras musculares lentas y el consumo de grasas en el cuerpo. Cuando realizamos ejercicios no aeróbicos, con cargas altas estamos fomentado el reclutamiento de fibras rápidas que son de mayor tamaño y pesan más. Dieta de proteínas: consiste en basar la alimentación en productos básicamente proteínicos y eliminar la ingesta de hidratos de carbono. Ante la carencia de estos últimos el cuerpo se ve obligado a metabolizar las grasas para obtener la energía anteriormente obtenida con los carbohidratos. Este tipo de

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La dieta vegana: vale para perder peso?

DIETAS VEGANAS Una persona que decida seguir una dieta vegana, debe evitar comer todo tipo de carnes, incluyendo ternera, cerdo, aves,  pescados y mariscos y todo aquello que se haya obtenido de un animal como el huevo, la leche, la miel de abeja, así que no podrán comer tampoco productos que contengan estos productos como yogurt, natillas, quesos, manteca, natas, repostería,etc. Son denominados veganos o vegetarianos estrictos o puros.  Pero quien sigue una dieta vegana estricta tendrá carencias y deberá combinar diversos tipos de alimentos vegetales para obtener los aminoácidos esenciales y, quizás también deba suplementar su alimentación con cápsulas de vitaminas, sobre todo B12, fundamental para que el cuerpo realice numerosas funciones vitales como la elaboración del material genético o mantener sana las neuronas y los glóbulos rojos, imprescindible para la vida. Aunque cabe resaltar que las vitaminas siempre son mejores al natural, no en cápsulas, por ello cuanto más persista el alimento en su estado natural, más beneficios aportará. Tanto las dietas veganas como las vegetarianas siguen un principio indiscutible, comer la mayor cantidad de vegetales posible para lograr obtener la cantidad de fibra beneficiosa para la salud que éstos aportan, además de la eliminación de la dieta de grasas saturadas de origen animal, así como la riqueza en vitaminas y minerales provenientes del gran porcentaje de frutas y verduras que contiene esta dieta. Los alimentos crudos tienen la ventaja de que conservan mejor todas las vitaminas, de ahí la gran ventaja de la fruta fresca o de las verduras en ensaladas que es una excelente opción y que admite todo tipo de variaciones para huir del aburrimiento del comer siempre lechuga, tomate y cebolla, además condimentadas, preferiblemente, con aceite de oliva virgen extra en lugar de salsas procesadas. Los frutos secos son un excelente aditivo para las ensaladas, sin temer a la ganancia de peso que se les asocian, ya que está demostrado científicamente en un estudio epidemiológico en el que personas de edad parecida y que seguían dietas similares con la diferenciación de añadirle 30gr de frutos secos al menos tres veces por semana con otras que no lo hacían, curiosamente y, según el Dr.  Martínez-Gonzalez, los que comían frutos secos no sólo no engordaban, sino que perdían peso, avalado por un estudio similar que se realizó en la univeridad de Harvard. Si es cierto que los frutos secos son ricos en grasas, pero de las buenas, las grasas poliinsaturadas y las monoinsaturadas que no obstruyen las arterias sino que ayudan a reducir el colesterol mano y a subir el bueno, obteniéndose un beneficio indiscutible para la salud cardiovascular. Sin olvidar las proteínas de alta calidad que aportan junto con la fibra. La fruta ocupa también un lugar muy importante en la dieta vegana y cabe resaltar que, siempre que sea posible, sustituiremos los zumos de frutas por las frutas enteras, de esta manera no sólo ingerimos hidratos de carbonos y azúcares sino que le añadimos la fibra esencial que contiene la pulpa que habríamos dejado fuera del zumo y de esta manera estaríamos enriqueciendo la dieta vegana porque se podría decir que no sólo somos lo que comemos sino también lo que bebemos. Una parte fundamental de la dieta vegana son las legumbres, consideradas “superalimento” por la gran cantidad de micronutrientes fantásticos que contienen además de hidratos de carbono de lenta digestión, siendo una excelente fuente vegetal de proteínas que no aportan nada de grasa. Es recomendable no consumir legumbres que viene cocinadas en latas, porque pensamos que estamos realizando una comida saludable pero los alimentos envasados suelen tener un aporte extra de sal, conservantes y colorantes propios de la industria alimentaria con lo que mermaría la salubridad de las legumbres que vamos a ingerir. Por lo que si se puede cocinar las legumbres en casa, se obtendrán todo los beneficios que aportan evitando los aditivos perjudiciales. Cuando se sigue una dieta que restringe determinados alimentos necesariamente se producen carencias de ciertos nutrientes que es necesario aportar de otras manera. El mayor problema en el caso de las dietas veganas es el aporte de la vitamina B12, que no tiene una vía de incorporación alternativa a la obtención desde productos de origen animal. Esta vintamina es crucial en el mantenimiento de las neuronas y los glóbulos sanguíneos y esencial en la síntesis de ADN, el material genético de nuestro organismo. De todas formas no sólo los veganos son propensos a la carencia de esta vitamina, dada la alimentación que seguimos hoy en día de manera general. Este tipo de dieta es poco recomendable en momentos de crecimiento del organismo y durante el embarazo. En general es poco recomandable cuando nuestro organismo no está en perfectas condiciones para afrontar una falta de determinados nuetrientes como el calcio, la vitamina D y el zinc. Otro matiz importante es planificar bien la dieta, sobre todo al comenzar a hacerla ya que debemos tener en cuenta los nutrientes que se dejan de ingerir con esta dieta y la duración de las reservas en nuestro cuerpo de los mismos. Algunos suplementos están recomendados para algunas personas incluso son necesarios. Las dietas veganas pueden tener grandes beneficios para la salud pero deben estar supervisadas por profesionales que observen los cambios que esta dieta provoca en nuestro organismo y en caso necesario tomar las medidas oportunas para contrarrestarlos.

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La dieta Mediterránea para adelgazar

Cómo adelgazar con la Dieta Mediterránea La dieta mediterránea está considerada como el mejor método para conseguir una vida más longeva y con menor probabilidad de desarrollar enfermedades tipo diabetes, hipertensión arterial, hipercolesterolemia y algunos tipos de cáncer. Es un ejemplo de equilibrio nutricial reconocido en numerosas partes del mundo por sus efectos beneficiosos y sus caracterísiticas particulares. Numerosos estudios la premian como la dieta por excelencia y destacan los beneficios que aporta a la salud y el bienestar y en la prevención de enfermedades relacionadas con el corazón. Además confirman que las personas que siguen esta dieta estrictamente tienen mayor esperanza de vida y una menor probabilidad de sufrir sobrepeso. Está considerada como modelo alimentario respaldada por la Organización Mundial de la salud. Históricamente procede de la cuenca mediterránea y tiene influencias de los romanos, los griegos y los árabes, que propiciaron un gran desarrollo de la agricultura permitiendo obtener determinados alimentos típicos de esta dieta que antes eran difíciles de conseguir. También tuvo mucha importancia el descubrimiento de América con el intercambio de alimentos que esto provocó y que dotó a la dieta mediterránea de muchos alimentos hasta entonces deconocidos. No obstante fue a principios del siglo XIX cuando se sentaron las bases del concepto de lo que hoy conocemos como dieta mediterránea propiamente dicha. Esta dieta permite mantener una vida saludable incluso aumentando ciertos nutrientes más calóricos como los dulces o el vino prohibidos en otros tipos de dieta, eso si en cantidades razonables. La combinación de los alimentos que integran esta dieta se caracteriza por su simplicidad de elaboración y preparación artesanal y porque los productos utilizados suelen ser frescos, locales y en la medida de lo posible, de temporada. Todos los beneficios que aporta la dieta mediterránea se consiguen basando la alimentación en verduras, legumbres, pescados, frutas y cereales integrales que acompañan a las carnes blancas (pollo o pavo) y aceite de oliva, fuente muy recomendad y beneficiosa de grasas no saturadas. Las verduras, hortalizas y frutas son la principal fuente de vitaminas, minerales y fibra de nuestra dieta. La fibra es muy importantes ya que favorece el tránsito intestinal y contribuye a equilibrar el perfil calórico de la dieta. Es importante consumir de 4 a 5 raciones de fruta y verduras al día. El aceite de oliva también es un alimento fundamental en este tipo de dieta. Por otro lado la carne roja debería consumirse con moderación y acompañando otros platos. Además hay que ir eliminando o disminuyendo al máximo el consumo de otros como los lácteos, harinas refinadas, azúcar, mantequilla o aceites animales. También sería interesante eliminar de la dieta el alcohol, la bollería industrial, el pan blanco y otros productos que en esencia no forman parte de la dieta mediterránea como por ejemplo el cacao, el café, la soja, la quinoa, el aceite de colza, de linaza o de codo, incluso la miel y la cerveza por difícil que sea creerlo. También es importante tener en cuenta que un exceso de aceite de oliva puede ser perjudicial y provocar aumento de peso, así como un déficit de calcio en caso de reducir el consumo de lácteos, por lo que sería necesario la adquisición de este nutriente a través de otros alimentos o suplementos debidamente controlados. El vino permitido en la dieta debe eliminarse en caso de propensión al alcoholismo, embarazo o patologías que esta ingesta puede empeorar, porque no todas las personas pueden tomas alcohol. La pirámide nutricional de la dieta mediterránea tiene su base en las frutas y verduras, las legumbres y los cereales integrales. en el siguiente escalón de la pirámide podemos encontrar los pescados y los mariscos y más arriba las carnes procedentes de aves, los lácteos y los huevos. Por último y en la parte más alta de  la pirámide, con lo cual deben consumirse puntualmente encontramos otros tipos de carnes, los productos industriales y los dulces. Para conseguir perder peso la dieta es fundamental, pero no vale cualquiera, lo ideal es bajar la grasa corporal con una dieta mediterránea variada en la que la clave sea disminuir la porción que se sirve en el plato: hablamos de dieta mediterránea frugal, es decir, comer de todo lo considerado mediterráneo sin terminar la ingesta con una sensación de plenitud incómoda. El otro factor fundamental para perder peso con este tipo de dieta es el ejercicio físico, que debe estar acorde con la edad y el estado físico de cada individuo pero que debe ser como mínimo de 30 minutos de ejercicio moderado al día al menos 5 días a la semana, optando en la medida de lo posible por ejercicios a nuestro gusto como caminar, montar en bicicleta o nadar. Cuanto mayor sea la cantidad de ejercicio físico que realice el individuo mayor será el beneficio conseguido. Hay que soltar el cubierto antes de que eso suceda, pero como la sensación de saciedad aflora más lentamente de lo que nosotros ingerimos, necesitamos comer una cantidad pequeña aunque suficiente e ingerirla lenta y placenteramente, masticar suficientemente la comida siendo consciente de su sabor y textura con el summum de, si fuera posible, acompañarla de familia o amigos que la haga aún más agradable. Aunque esta dieta se caracteriza por su variedad ciertos alimentos pueden provocar el aumento de peso, como la mantequilla, los dulces, los huevos y las carnes rojas, por lo que la presencia de estos alimentos en esta dieta debe ser mínima o nula directamente. Así mismo esta dieta se caracteriza porque sus beneficios vienen dados por la combinación de alimentos en lugar de el aporte de un solo alimento como podría ser el aceite de oliva o el pescado. En este tipo de dieta no existe un «superalimento» que es el que marca la diferencia sino la correcta y razonable suma de todos los que componen la dieta mediterránea. Algo habitual en la dieta mediterránea debe ser una comida en la cual el postre siempre sea fruta, el pan sea integral, el agua como elemento fundamental

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La dieta de las proteínas para perder peso y adelgazar

Qué son las proteínas? Las proteínas son unos nutrientes que son adquiridos de los alimentos y que tienen asignadas un gran número de funciones en el organismo: formación de tejidos, transporte de vitaminas, formación de enzimas, hormonas y de anticuerpos para nuestra defensa ante organismos invasores. Las proteínas están formadas por aminoácidos que pueden ser fabricados por nuestro propio organismo y otros que tienen que ser adquiridos a través de los alimentos. La dieta de las proteínas es muy famosa debido a que se consiguen resultados con facilidad y suelen ser permanentes. Como su nombre indica basa su éxito en un aumento de la ingesta de proteínas en la dieta, en detrimento de otros nutrientes, como los hidratos de carbono o las grasas. Es fácil de llevar a cabo porque no exige grandes esfuerzos ni preparaciones especiales y hay muchos alimentos que usamos a diario que son ricos en proteínas. Además reduce la sensación de hambre porque inhibe los receptores del apetito y aumenta el consumo calórico ya que metabolizar las proteínas gasta más calorías que otros nutrientes, por lo que el metabolismo basal (las calorías que gastamos sólo con hacer nuestra vida normal) se ve incrementado. Si este tipo de dieta es elegido por una persona con una alimentación «normal» y «sana» no suele ser perjudicial, sobre todo si no se prolongan mucho en el tiempo. Las restricciones de hidratos de carbono pueden llegar a producir determinados efectos secundarios no deseados si se realizan durante demasiado tiempo: estreñimiento, dolor de cabeza, mal aliento y sobre todo problemas renales al eliminar los desechos del metabolismo de las proteínas. Por supuesto la supervisión médica es muy recomendada, con analíticas y seguimientos, sobre todo si se padecen diabetes, enfermedades renales o cualquier otra afección crónica. La dieta Dukan es un ejemplo de dieta hiperproteica. Esta dieta está estructurada en 4 fases: 2 fases de pérdida de peso (una de puesta en marcha en la que se adelgaza más rápidamente y otra fase hasta alcanzar nuestro objetivo) y otras dos para mantenernos (consolidación del peso objetivo logrado y mantenimiento a lo largo del tiempo). Es una estructura lógica y adaptada al consumo de proteínas que han otorgado gran fama a este método. En qué consiste la dieta hiperproteica Esta dieta es una de las más populares porque permite una pérdida de peso más o menos rápida sin demasiado esfuerzo y de forma duradera. También puede ser utilizada para ganar músculo por lo que es la elegida por muchos deportistas y famosos. Consiste en la ingestión de alimentos ricos en proteínas como carnes y huevos y la ausencia de alimentos ricos en hidratos de carbono como la pasta. Los alimentos proteínicos tienen que ser bajos en grasa para limitar también este nutriente en la dieta. En este tipo de dieta se puede comer hasta saciarte, sin la condición de moderación de otras dietas. En ésta es incluso recomendado ingerir grandes cantidades de alimentos ricos en proteínas. Al eliminar los carbohidratos de nuestra dieta el cuerpo tarda unos días en eliminar nuestras reservas, momento a partir del cual comienza a obtener la energía necesaria de las grasas acumuladas. Esto es debido a que la energía que más rápidamente se puede obtener procede de los hidratos de carbono y tras ellos de las grasas que, a pesar de ofrecer más energía por gramo, es obtenida con mayor lentitud. Las proteínas aportan mucha menos energía que las grasas por lo que son la última opción del organismo para obtener la energía necesaria. Además su asimilación es más lenta que otros nutrientes por lo que el metabolismo está activo durante más tiempo y se aumentan las calorías quedamas por este proceso. Los alimentos aptos para este tipo de dietas son las carnes magras de pollo y pavo, los huevos, pescados como el salmón y el atún, quesos frescos y lácteos bajos en grasas… Las verduras permitidas son aquellas que son bajas en carbohidratos como las acelgas, espinacas, lechuga, zanahorias, tomates. Los altramuces son unas legumbres que contienen gran aporte de proteínas. También se recomiendan algunos frutos secos como las almendras y las nueces y frutas también bajas en hidratos como el limón y el aguacate. Es posible utilizar ciertos batidos de proteínas para complementar esta dieta, de forma que aumentamos la ingesta de éstas y además nos aseguramos de su procedencia, eso si, teniendo muy claro que sólo debe ser un complemento alimentario. Los alimentos no aptos o no recomendados para esta dieta son aquellos ricos en hidratos de carbono como el pan, la pasta, el arroz, las legumbres, las patatas, por supuesto todos los dulces y la mayoría de las frutas. Tampoco están recomendados los alimentos procesados, aunque sean las famosas barritas de proteínas que muchas veces llevan más hidratos de carbono de los deseables. Por supuesto están contraindicados los fritos y los alimentos precocinados. Es conveniente realizar 5 comidas al día con este tipo de dieta: desayuno, media mañana, comida, merienda y cena, aumentando así el número de veces que se realizar el proceso de digestión con el incremento de calorías que ello conlleva. Cada una de esas comidas nos permite no llegar a la sensación de hambre extrema y el consiguiente atracón de comer de la comida siguiente. Las tres comidas fuertes siguen siendo el desayuno, la comida y la cena y las otras dos se pueden utlilizar para no llegar a la siguiente con un hambre voraz. Al realizar tantas digestiones y del gasto calórico indicado más atrás, se puede producir un aumento de la temperatura corporal. Por eso es muy importante ingerir mucha agua y así contrarrestar ese aumento de temperatura y el riesgo de deshidratación. Esta dieta es recomendable durante unas dos semanas y al limitar la cantidad de ciertos nutrientes debe estar siempre vigilada por un profesional de la nutrición para prevenir posibles problemas del hígado y de los riñones, los órganos que pueden acabar más afectados por el exceso de los aminoácidos procedentes de los alimentos ricos en proteínas.

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La dieta disociada

La dieta disociada es un sistema de alimentación seguro y equilibrado que se basa en las leyes fisiológicas naturales y en los ciclos del cuerpo humano. Más que una dieta es una filosofía de alimentación, no debe ser limitada en el tiempo sino que debe pasar a ser hábito alimenticio. Este tipo de dieta consiste en un fundamento básico: comer de todo pero sin mezclar proteínas con hidratos de carbono en la misma comida. Entendiendo por proteínas alimentos como carne, pescado, huevos, frutos secos, legumbres, queso, leche o yogur, por ejemplo y como hidratos de carbono tenemos arroz, pasta, pan, patatas, dulces y chocolate. Es útil mantener esta separación siguiendo la premisa de que nuestro cuerpo no está preparado para digerir y metabolizar adecuadamente hidratos de carbono y proteínas al mismo tiempo, el motivo es claro, para poder digerir un bistec se necesita un medio ácido por lo que nuestro estómago secretará ácidos gástricos, pero si lo acompañamos por patatas, el jugo gástrico necesario es alcalino y al juntarse con el ácido se neutralizan por lo que ninguno de los dos componentes de digerirá correctamente además del trabajo extra del estómago que deberá hacer varias secreciones nuevamente ácida y alcalina hasta que el bolo alimenticio pase al intestino para recorrer 9 metros con una progresión más lenta de los que debería ser ya que no se ha digerido correctamente, así que las proteínas se pudrirán y los hidratos de carbono fermentarán provocando acidez, gases, distensión abdominal y molestias digestivas, además del acúmulo de toxinas y de reserva energética que podría hacernos engordar.  El objetivo es lograr un confort digestivo, realizar el proceso de digestión sin sufrir gases, hinchazón ni dolores, que nuestro cuerpo sea capaz de digerir lo que hemos comido sin un esfuerzo extra y evacuarlo correctamente, consiguiendo también eliminar las toxinas que son las precursoras de enfermedades y de la obesidad. Las toxinas son de naturaleza ácida por lo que el cuerpo para compensar esa acidez extra, necesita acumular líquidos con el consiguiente aumento de peso. En este tipo de dieta se hace una división de los alimentos en tres grandes grupos, los dos mencionados anteriormente y un tercero, denominado neutro que incluye alimentos en los que no predominan ni hidratos de carbono ni proteínas como por ejemplo: aceites vegetales, mantequilla y verduras varias. La dieta disociada aconseja acompañar con alimentos neutros tanto a los platos de proteínas como a los de hidratos de carbono, así como reducir el consumo de azúcares y grasas. De forma que si vamos a comer una carne, se aconseja tomar primero una ensalada o acompañar la carne con verduras crudas que son alimentos neutros y además las encimas que contienen de forma natural estos alimentos crudos nos ayudarán a digerir los cocinados. Un plato de especial mención por lo común en nuestro país es la tortilla de patatas en donde se combina el huevo que es proteico, con la patata que es hidrato de carbono, por lo que la probabilidad de que nos engorde es mayor, ya que nuestro cuerpo, en presencia de hidratos de carbono en el bolo alimenticio, lo digiere todo con mayor rapidez transformándolo rápido en grasa y pasando a nuestra reserva energética y por tanto con la posibilidad de engordar, sin dejarnos olvidado el hecho de que nuestra digestión podría ser más pesada con la mezcla de ambos componentes. Si un día tenemos pensado cocinar una carne, una buena opción de acompañamiento sería unos champiñones o unas judías verdes,  en lugar de patatas fritas, evitando con eso mezclar los dos grupos en cuestión: hidratos de carbonos de la patata con las proteínas de la carne y usando el tercer grupo o grupo neutro como complemento del plato principal. La dieta disociada tiene bastantes puntos positivos como: 1. Sencilla.-Es una dieta sencilla en la que no hace falta contar o calcular calorías por lo que disminuye la ansiedad que puede generar iniciar una dieta para adelgazar. 2. Variada.-Te permite comer gran variedad de alimentos, no hace restricciones sino que motiva a la distribución correcta de estos. Puedes comer los alimentos que tengas en casa, no es costosa o difícil de encontrar 3. Digestiva.-El proceso de digestión puede variar en nuestro cuerpo dependiendo de los alimentos que consumamos, así una comida consistente en verduras y legumbres será más sencilla y ligera y una mezcla de carne con patatas. 4. Nutritiva.- Puesto que permite comer gran variedad de alimentos, las necesidades nutritivas quedan satisfechas 5. Horaria.– Pretende repartir las 5 comidas al día en horarios concretos teniendo en cuenta el ciclo digestivo del cuerpo humano. Las comidas en este tipo de dieta necesitan estar compuestas por diferentes grupos de alimentos para proporcionarnos los nutrientes necesarios. Cada alimento que ingerimos tiene un pH, un índice numérico que lo hace ser ácido si su pH es menor de 7 o comportarse como una base si es mayor de 7, de forma que actuarán de diferente manera en nuestro organismo, pudiéndonos ayudar los alimentos que elijamos no sólo a adelgazar sino a depurar y evitar enfermedades. Como hemos comentado antes, las toxinas son ácidas, tienen un pH menor de 7 y una concentración elevada de ellas haría que el cuerpo compensara dicha acidez acumulando agua para lograr un pH más neutro y menos lesivo para nuestro organismo. Esa retención de líquidos se traduce en el aumento de peso que queremos evitar. Para tener claro qué alimentos se pueden comer juntos y cuales no, se ha elaborado una tabla que hay que tener de referencia a la hora de combinar nuestras comidas, de forma que uniendo el alimento que hemos elegido de la parte lateral con el que quieres de la parte superior de la tabla, te lleva a un punto intermedio en el que aparecerá un Sí, si es buenos juntarlos, o un No cuando es preferible no unirlos. En la dieta disociada no se permite mezclar en el mismo plato alimentos que no pertenezcan a grupos compatibles, es decir: 1. Proteínas con carbohidratos.

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El azúcar en la dieta ¿es recomendable?

Los comúnmente llamados azúcares son un tipo de macronutriente que nuestro organismo necesita para producir energía y sobre los cuales se basan todas las dietas equilibradas. Los azúcares forman este grupo junto con los lípidos y las proteínas que son los otros nutrientes que se utilizan en cantidades significativas para que nuestro organismo pueda producir energía y funcionar con normalidad. Los azúcares también son llamados glúcidos o hidratos de carbono, aunque esta nomenclatura se utiliza aleatoriamente y la mayoría de las veces con unos términos se refieren a otros. En concreto el término hidratos de carbono o carbohidratos se suele referir al conjunto de hidratos de carbono de absorción rápida y los de absorción lenta. Los primeros son aquellos que se asimilan de manera rápida y por ello su ingesta excesiva puede provocar su almacenamiento en grasa, debido a que al cuerpo no le da tiempo a utilizarlos de otro modo. En cambio los carbohidratos de absorción lenta necesitan de una serie de procesos del organismo para ser asimilados y por eso se digieren de manera paulatina, por lo que nuestro cuerpo puede disponer de esos niveles de energía durante más tiempo. De ahí que éstos sean más saludables y recomendables que los anteriores. Cuando se cita el término azúcares se suele hacer referencia a todos los azúcares que se ingieren en la dieta. Normalmente son incluye a los hidratos de carbono de absorción rápida, tanto a los naturales presentes en algunas frutas, la miel o los lácteos como a los añadidos de forma artificial a los alimentos. En cuanto a los azúcares añadidos, son los azúcares que se añaden a los alimentos cuando se preparan. Es decir, a los productos procesados que son los que debemos controlar en nuestra dieta. Los azúcares o hidratos de carbono son, junto con los dos macronutrientes mencionados anteriormente, uno de los pilares de nuestra alimentación. De ellos depende fundamentalmente la obtención de la energía necesaria para que nuestro cuerpo funcione con normalidad. La gran diferencia entre los hidratos de carbono y las grasas o lípidos radica en el tiempo necesario para que se conviertan en energía y puedan ser utilizados como combustible por el organismo. De las grasas se puede obtener mayor cantidad de energía por gramo, algo más del doble, pero es necesario más tiempo para metabolizarlas. Por eso el cuerpo utiliza los hidratos de carbono para la obtención de energía rápidamente en momentos en los que el cuerpo se lo solicita, primero utilizando las reservas musculares y después las reservas que se encuentran en el hígado. Las grasas se utilizan cuando se realiza alguna actividad que si bien no es muy intensa, se prolonga en el tiempo y permite metabolizar las grasas y utilizar su energía. Por ejemplo se suele decir en el deporte que, por norma general, cuando realizamos carrera continua a una velocidad tal que nos permita mantener una conversación sin jadear, se están consumiendo grasas ya que es un ritmo lo suficientemente lento como para que nuestro cuerpo tenga tiempo de obtener la energía de los lípidos. Con un ritmo más rápido ya necesitaría obtenerlo de los hidratos de carbono. En esta teoría se basan algunas dietas ricas en proteínas porque asumen que si nuestro cuerpo no ingiere azucares y la mayor parte de nuestra ingesta alimenticia se basa en las proteínas, con su escasa aportación calórica, provocará que el organismo base su obtención de energía en las grasas. Este proceso es muy controvertido y popular, pero sin duda es necesario realizarlo sometiéndose al control médico para no producir una descompensación de nutrientes que puede ser perjudicial para nuestro organismo. Hasta hace relativamente poco tiempo se ha culpado a las grasas de la gran mayoría de las enfermedades cardiovasculares y de la obesidad aunque a día de hoy otros estudios indican que el azúcar es muy perjudicial también en caso de exceso de ingesta en nuestra dieta. Hace pocos años se ha descubierto que la industria azucarera financió en los años 60 a la prestigiosa universidad estadunidense de Harvard para que culpara a las grasas de todos los males de la alimentación y eximiese al azúcar en su relación con las enfermedades cardíacas. En el estudio realizado las conclusiones fueron claras: sólo había que tener cuidado con las grasas y con el colesterol. Recientemente estos estudios están siendo contradichos por  estudios actuales que están provocando efectos positivos en nuestra sociedad: en determinadas instituciones se está haciendo campaña por el uso razonable de los azúcares y muchos alimentos tienden a estar libres de azúcares añadidos. De todas formas la relación del azúcar con estas consecuencias está basada en un consumo excesivo de este nutriente. En las cantidades recomendadas en nuestra dieta diaria es beneficioso y saludable. Según algunos estudios la cantidad de azúcar diaria consumida no debe exceder el 10% – 15% de las calorías consumidas durante el día, que viene a ser unos 50-60 gramos de azúcar. El problema es que no se trata sólo de ingerir esas cucharadas de azúcar, sino que debemos contar los azúcares de los alimentos naturales como las frutas, la pasta o el arroz y el azúcar añadido proveniente de casi todos los alimentos procesados que consumimos. El azúcar añadido de los alimentos procesados tiene como ingrediente común la sacarosa o azúcar de mesa que está compuesto de glucosa y fructosa. También puede contener jarabe de maíz, que es rico en fructosa y es un edulcorante muy utilizado en zumos y refrescos. Estos son algunos de los problemas que puede causar el consumo excesivo de azúcar: En general podemos afirmar con contundencia que el consumo excesivo de azúcar en nuestra dieta empeora la salud y no es recomendable. En contra y con un consumo diario adecuado es beneficioso porque nutre al sistema nervioso que se alimenta de glucosa, la concentración de neurotransmisores cerebrales aumenta y se incrementan los depósitos de glucógeno tanto en el hígado como en los músculos. Para realizar un consumo adecuado hay que tener muy presente que lo conveniente

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